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viernes, 9 de diciembre de 2016

LAS CUÑADAS

Teatro Estable de Leganés, Madrid, llegó a la trigésimo primera edición del Concurso Nacional de Teatro para Aficionados, Ciudad de Utiel, con buenas expectativas. “LAS CUÑADAS” de Michael Tremblay, proponía un montaje sugerente y quince actrices sobre el escenario. Una historia atractiva y reivindicativa de lo doméstico dónde la mujer ha sido protagonista.
Lástima que no todo quedara lo “redondo” que se presuponía. En este reparto coral hubo luces y sombras. Momentos interpretativos que pudieron ser y se quedaron en el intento.
Aunque hay que reconocer el esfuerzo de la dirección, que perfiló unos personajes muy caricaturescos y reconocibles en algunos momentos, de diversos tipos de mujer. Acompañó el vestuario, le edad y la caracterización. Por eso fue una pena que escenas importantes de un texto aparentemente ligero, aunque no lo era, no tuvieran la relevancia que el autor denunció.
La obra fue un “pasar” por encima de problemas tan grandes en la época, como el embarazo de una joven soltera, o la desidia de un ama de casa que busca sentirse viva pasando algunas horas en un club, dejando atrás las aburridas tardes con las señoras de la parroquia.
Estos y otros momentos merecieron más fuerza interpretativa. Hubo pinceladas de buen hacer, pero pasaron desapercibidas. A destacar la interpretación de Ana Picazo, como “Rosa”, que siempre mantuvo presencia y temple para sostener su personaje.
Los cambios generacionales entre las mujeres mayores y las jóvenes, merecieron más detalle y menos prisas por decir un texto que merecía más.
El montaje fue resuelto de manera correcta aunque algo escueto. Sólo el cuadro final, con las mujeres alrededor de la mesa, y bien distribuidas, dieron la imagen que se pretendía: la lucha femenina por buscar su sitio en una sociedad que las recluía en las cocinas. En el cuidado de la casa, los hijos y un rato con las amigas, hermanas y cuñadas que se convertía en un soplo de libertad donde afloraban deseos ocultos, pecados inconfesables y muchas ansias de libertad.
“LAS CUÑADAS” pudo ser una gran tarde de teatro, pero finalmente sólo consiguió entretener. Lástima.

martes, 8 de diciembre de 2015

LA PUERTA ESTRECHA

La Compañía de Teatro Estable de Pinto, Madrid, llegó el pasado 29 de Noviembre al Concurso Nacional de Teatro para Aficionados Ciudad de Utiel, con la obra LA PUERTA ESTRECHA de Eusebio Calonge. Una visita avalada por un número impactante de premios conseguidos en 26 certámenes teatrales de toda España. Merecidos sin duda después de ver la puesta en escena de este taller de teatro, que dió una lección de iluminación, de escenografía, de vestuario y caracterización, y sobre todo de expresión corporal de los actores y actrices en sus movimientos y lucha escénica.

Nada que objetar a la dirección y mucho menos a la interpretación de los cinco personajes, especialmente las actrices que dan vida a "La Chancla" y "La Pájara", dos seres inmisericordes con la desgracia ajena. El balance en conjunto de la Compañía Teatro Estable de Pinto, es sobresaliente pero.....sí, hay un pero y a nuestro juicio está en el texto de la obra. Hay un vacío entre lo que se quiere contar y lo que se cuenta. Si atendemos a la sinopsis del libreto, resulta difícil reconocer después ese argumento en boca de los actores. Al menos en su totalidad. 

La atemporalidad de la puesta en escena no ayuda a vislumbrar el drama actual de CALACA, la joven inmigrante, aunque curiosamente, esa misma atemporalidad genera en muchos momentos una belleza escénica que hay que reconocer. Es plástica. Sin embargo cuesta ver el problema de la inmigración en LA PUERTA ESTRECHA, si es ese el mensaje que el autor quiere darnos.

Los personajes, con reminiscencias "valle-inclanescas", no dan pistas sólidas con sus frases para seguir un argumento a nuestro juicio desilbanado. Quizás el autor ha querido hacer pensar al espectador. Pensemos entonces....sólo buscando la metáfora se puede entender haciendo un esfuerzo que "El Jarabe", con su ceguera es el único que "ve" más allá del impedimento físico. El único que siente piedad por "Calaca" y su triste vida.

Que "Don Saturno" con su mísero prostíbulo y su neutralidad avarienta sólo busca las ganancias que le pueda dar el sacrificio de un ser humano. Que "La Pájara" y su comadre "La Chancla", son las manos ejecutoras y la mente pensante que sin ningún escrúpulo moral acaban por desatar el drama hasta las últimas consecuencias. Probablemente todos ellos seamos nosotros....puesto que la obra hace de espejo para que reconozcamos los pecados de nuestra sociedad. Pero la exclusión social de los inmigrantes y su difícil acceso al estado del bienestar, resultan difíciles de identificar en la obra. 

¿Mal escrita? Desde luego que no, pero quizás demasiado "elevada" para denunciar un problema cotidiano a ras de suelo. A veces, no todo lo que no entendemos es bueno. Y hay que decirlo.